Falsos Gurus

Hace unos días leíamos un tweet de @GonzaloÁlvarez, de El arte de presentar, que nos hacia pensar y nos daba pie para esta entrada de hoy, en él decia: “sin duda lo que pasa es que las modas ponen a ciertas disciplinas en el punto de mira y brotan los gurús”



Casi todos ellos falsos, añadiríamos nosotros, que no hacen nada mas que repetir un argumento aprendido, pero del que no saben la verdadera justificación, Así, cuando cada cierto tiempo aparecen
listados de los blogs o profesionales mas destacados, la mayoría no son gurús, sino “insistentes” en difundir todo tipo de mensajes y en todas la redes para estar presentes en ellas.



Dice un proverbio que el mono sabio es el que escucha, entiende y calla. Hemos pasado de ser discretos y no llamar mucho la atención para que no nos tacharan de listos y engreídos a reivindicar nuestra marca personal a través de diferentes argumentos.



Internet y las redes sociales han cobrado tal importancia hoy día que esto hace que a veces nos manifestemos demasiado, hablemos de más, y se note nuestra ignorancia (y aquí nos incluimos, todos pecamos alguna vez de “listos o entendidos”). Si no dominamos un tema y hablamos poco, podemos disimular, pero si insistimos y nos metemos de lleno, entonces es cuando se pone verdaderamente de manifiesto nuestra ignorancia al respecto. Como decía Groucho, a veces “mas vale estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente”.



Para muchos, la presencia en las redes sociales esta llegando a convertirse en una obsesión, intentan por todos los medios abarcarlas todas, sin importarles demasiado que comentan, que dicen o de que manera están presentes, para ellos lo único que cuenta es que “hay que estar ahí”.



Quien realmente sabe de un tema, a poco que diga se le nota, y para ello no le hace falta emplear un lenguaje rebuscado, lo que es mucho más difícil. En cambio todos sabemos que Internet y las redes sociales están llenas de falsos expertos que recitan discursos huecos, ininteligibles y grandilocuentes, buscando que les hagan parecer como tales.

El termino “gurú” se ha puesto muy de moda, pero realmente se podrían contar con los dedos de las manos aquellos realmente merecedores de ser considerados como tales; suelen ser personas brillantes, que poseen un sentido especial para ir por delante que el resto, y tienen una forma particular de ver el mundo. Sobresalen, influyen y amplían los limites del universo que conocemos. Nos enseñan a reconocer que no todo estaba dicho.

David Martínez Pradales, gerente de comunicación externa de Orange, publicaba recientemente en su blog un interesante post, titulado ‘Gurús de la Nada’, en el que critica a los pseudo expertos que tanto abundan en los últimos tiempos, sobre todo en el mundo del 2.0. Un post que al parecer ha generado un intenso debate y del que reproducimos aquí un resumen del mismo.

Nada, no hay manera, no desfallecen. Lo mismo da que sea invierno que verano, que se celebren los Juegos Olímpicos o vuelva la Liga, que la economía española pueda ser rescatada o que deba ser rescatada.

Ellos siguen a lo suyo, aireando estudios sobre estrategias eficaces en Facebook, sobre 10 errores a tener en cuenta en Twitter, sobre cómo sacar el máximo partido a Youtube, sobre cómo hacerse oír en el desierto de Google+ o cualquier otro asunto que hayan podido rescatar del último rincón de internet donde acecha una ventana emergente con el mensaje “Game over”.



Son esos gurús de la nada, esos expertos en twitear dogmas de fe de una religión de la que son sumos sacerdotes y sobre la que pontifican en cursos, congresos o cualquier reunión de amigos siempre que sea bautizada con la coletilla “&tweets”. Palabra mágica que puede sonar a música celestial a algún patrocinador despistado, posible socio capitalista de una orgía de egos regada con gin&tonics de autor

Estos gurús se muestran como personas unidimensionales, desinteresadas por su entorno, cautivos de un avatar con el que pretenden hacer fortuna en un mercado que se desinfla al mismo ritmo que las acciones de Facebook.



A estos egoístas les gusta el conocimiento compartido, pero mejor si eso significa retwitear el conocimiento de otros para, entre tuit y retuit, consolidar una marca personal aséptica, tan fría como la pantalla a la que dirigen la mirada para contemplar imágenes del cielo en la noche más hermosa.



Hablan de personas y conversaciones. Sin embargo, en un mundo que parece haber abandonado definitivamente sus sueños de libertad, igualdad y fraternidad no tienen opinión sobre nada que no afecte directamente a su negocio. El último estudio sobre la necesidad de que las empresas tengan presencia en redes sociales (informe que suele ser elaborado por los mismos que ponen precio a dicha presencia) es siempre más interesante que el efecto de la crisis económica sobre eso que dimos en llamar Estado del bienestar.

La vida mancha y ellos son expertos en no dejar huellas que les puedan incriminar, no sea que pierdan puntos en Klout. Su coartada es el futuro, un futuro que en su caso apesta a pasado.



Aunque en parte creemos que tiene razón, la forma de exponerlo es un poco fuerte, ¿no? ¿Que opináis vosotros al respecto?

Las imagenes que ilustran esta entrada corresponden a la Flagship que Lacoste acaba de abrir en Knightbridge Londres,